domingo, 27 de junio de 2010

TE MIRAS Y TE VES GRANDE

Así, cuando una llama ven encendida, siempre hay alguien que busca apagarla.
La mira, la contempla y se asusta porque puede que se esparza.

Mira hacia abajo y ve sus pies. Y descubre que es grande.

Se levanta, anda alrededor, idea cómo apagarla.

Mira hacia abajo y ve sus pies. Y descubre que es grande.

De pronto una chispa sale y crea otra llamarada. Se asusta.

Mira hacia abajo y ve sus pies. Y descubre que es grande.

Las chispas brotan y se generan muchas que lo empiezan a rodear.

Mira hacia abajo y ve sus pies. Y descubre que es grande.

Crecen y crecen. Lo envuelven. Pánico. Ajetreo.

Mira hacia abajo y ve sus pies. Y descubre que es grande.

Pide ayuda de sus otros grandes. Pisan las llamas y las apagan.

Mira hacia abajo y ve sus pies. Y descubre que es grande.

Creen ver todo apagado. Son grandes. Se van.

Miran hacia abajo y ven sus pies. Y creen que son grandes.

Sólo templaron las llamas. Ahora reviven con más fuerza.

Ya no miran. Ya no son Grandes. Las llamas siguen vivas.

miércoles, 16 de junio de 2010

Los Condenados

Sumergidos en lo más profundo de aquel vital líquido están los condenados de la no-existencia. A veces buscan emerger para caminar sobre la nada, pero siempre se dan cuenta de que su destino es sumergirse y aprender a vivir sin la necesidad de respirar.

Ser un condenado de la no-existencia les llena la mente de remordimiento. Deciden tomar la muerte que les queda porque si no se convierten en inquilinos perpetuos de su propia presencia. Un condenado de la no-existencia nunca goza de la vida sino que deja que sus manos se extingan con los pecados que no han sido cometidos.


Convertirte en un condenado de la no-existencia es abrazar el suplicio de la barbarie oculta en los huecos de nadie. Perpetuamente fugaz: es eso a lo que aspiras cuando, junto a todos, estrechas tus ojos que no existen contra las gotas cálidas de sordos recuerdos aspiracionales.


Los condenados de la no-existencia no te miran, no te piensan, no te existen. Son ellos los que te han condenado a caminar sobre la nada.