Lo primero que vi de Ernesto Anaya fue
la sonrisa franca y el abrazo ancho, pareciera que todo el mundo cabe en sus
brazos. Confieso que nunca había escuchado a Ernesto en vivo. Le conozco y ya
le había oído en grabaciones, visto en videos y conocía sus
colaboraciones; pero nunca había tenido la oportunidad de ir a ver en una presentación
que fuera principalmente de él.
Con
su voz que invita a la calma, Ernesto inició contándonos qué íbamos a escuchar
esa velada, pero nunca la magnitud de lo que provocaría: “Cantaremos huasteco,
istmeño; pero también le cantaremos al amor y desamor, con perfume de flores,
con Chava Flores, con versada tradicional, con poesía de la vida misma…”. Los acordes de su guitarra y los primeros sonidos del cuarteto de saxofones Anacrúsax que lo acompañaban, me hizo
trasladarme a la Edad Media para, pronto, darme cuenta de que no se trataba de
una canción medieval sino de un son tradicional de nuestras costas: La
petenera.
Y así inició el viaje por las entrañas de nuestro México, por el dolor,
por la alegría, por la magia. Nunca habría podido imaginar la maravilla que es
escuchar cuatro saxofones entonando arreglos para una guitarra y, en ocasiones,
un violín. Nunca habría podido imaginar, tampoco, que la fuerza del son no está
en sus palabras sino en quien las canta. Ernesto es un loco que va con el
corazón expuesto y lo comparte con su canto.
Cielo
rojo, El son de la tortuga (cantada en zapoteco), La interesada (del legendario
cronista de la ciudad, Chava Flores), entre otras, fueron algunas canciones que
interpretó Ernesto esa noche. Los arreglos que hizo a cada pieza me hacían
sentir que era la primera vez que las escuchaba y la fuerza de su voz recorría
todas mis historias.
Escuchar en vivo a Ernesto Anaya sobrepasa
cualquier cosa que pueda uno escuchar de él. Esa noche Ernesto no era el que ha
colaborado con grandes como Amparo Ochoa, Los folkloristas, Lila Downs, Áleks Syntek o Ana
Torroja; no era el que ha hecho música y arreglos para numerosas películas y
programas. Esa noche, Ernesto Anaya fue el genio que es convertido en corazón: “Esta
noche nos vamos a enamorar, Dios la puso en el mundo, a la mujer mortal… esta
noche vamos a gozar”, expresó. Y yo, me enamoré nuevamente de la vida, de mi México, de su
tradición y de su canto que me sabe a tierra, nube y son.
Para conocer más de Ernesto Anaya, pueden dar click aquí y su página de Facebook acá.
Para conocer más de Ernesto Anaya, pueden dar click aquí y su página de Facebook acá.
* Gracias, Ernesto, por "El cumpleaños de Escolapia".
** Agradezco a Dorelia Pánuco las imágenes para esta nota
*** El concierto se tituló "Recorriendo el son" y tuvo lugar el 23 de junio de 2012 en Foro El Tejedor de la Carfebrería "El Péndulo", Ciudad de México.
*** El concierto se tituló "Recorriendo el son" y tuvo lugar el 23 de junio de 2012 en Foro El Tejedor de la Carfebrería "El Péndulo", Ciudad de México.
6 comentarios:
Casi me paso igualito escuchando a Ernesto, la verdad no tengo el gusto de conocerlo en persona pero en el feis tenemos muy buena comunicación, te felicito por tu blog y recibe un saludo
Hola, me ha pasado igualito que a ti, la vez que escuche a Ernesto a los pocos segundos ya me había encantado, es un excelente músico y como ser humano es de lo mejor, me eche un clavado en tu blog y esta magnífico, te felicito, recibe un saludo con aprecio
¡Hola, Kiko!
Híjole, creo que eso pasa cuando hacemos las cosas con corazón. Ernesto lo hace. Ojalá que pronto lo conozcas en persona, como ser humano es de lo mejor.
Gracias por comentar :D
me quedo pensando en que es Procrastinadora
Muy buen musico ernesto anaya, el disco de huapanguenado es de lo mejor. Estaria padre que escribas algo sobre un buen amigo suyo y otro excelente musico: Victor Flores el contrabajista principal de la Ofunam :)
Hola, anónimo (:P) No he escuchado a Víctor Flores, pero gracias por el comentario y la recomendación. Voy a buscar. ;)
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