En la vida, las cosas pueden terminar siempre de maneras distintas pues la gama de posibilidades que nos ofrecen los encuentros es infinita.
Yo agradezco, en este 2010, la infinidad de posibilidades que tuve para elegir. No sé si todas mis elecciones fueron las correctas, incluso, no sé si ya todas esas acciones han tenido su consecuencia final (ya lo veré en 2011). Lo que sí sé es que este año no fue tan mal como a veces pensé que habría sido: me trajo nuevas oportunidades para crecer; seguí haciendo camino; he podido reinventarme y, sobre todo, conocerme más; nuevas personas (ahora muy queridas) llegaron a mi vida y otras tantas se marcharon en el momento justo en el que tenía que ser; me he deprimido hasta los huesos y me he alegrado hasta explotar; mi corazón ha latido hasta sentir que no podría estar adentro un segundo más y también ha logrado la calma precisa para parecer muerta. 2010 ha sido un año de contrastes necesarios.
Tras en forzoso recuento, estoy segura de que en el 2011 seguiré luchando contra comerme las uñas, mi temor por las arañas y no dejar reguero de libros ni que se junten las tazas de café en mi habitación y, por supuesto, fracasaré porque todo eso está tan arraigado en mí que saldría en mi perfil genético.
Sin embargo, segura estoy también, que hacia el final del 2011 (si todavía sigo viva) tendré cosas nuevas que contar y me alegrará mucho que tú, que estás leyendo esto, sigas formando parte de mi vida y de la persona que soy.
Es por eso que quiero cerrar el año regalándote estas dos fotocomposiciones que formé con unas fotografías que tomé algunos meses atrás: dos posibilidades distintas para que plasme cada quien la historia de vida de su elección.
Así debe ser el año venidero.
Yo agradezco, en este 2010, la infinidad de posibilidades que tuve para elegir. No sé si todas mis elecciones fueron las correctas, incluso, no sé si ya todas esas acciones han tenido su consecuencia final (ya lo veré en 2011). Lo que sí sé es que este año no fue tan mal como a veces pensé que habría sido: me trajo nuevas oportunidades para crecer; seguí haciendo camino; he podido reinventarme y, sobre todo, conocerme más; nuevas personas (ahora muy queridas) llegaron a mi vida y otras tantas se marcharon en el momento justo en el que tenía que ser; me he deprimido hasta los huesos y me he alegrado hasta explotar; mi corazón ha latido hasta sentir que no podría estar adentro un segundo más y también ha logrado la calma precisa para parecer muerta. 2010 ha sido un año de contrastes necesarios.
Tras en forzoso recuento, estoy segura de que en el 2011 seguiré luchando contra comerme las uñas, mi temor por las arañas y no dejar reguero de libros ni que se junten las tazas de café en mi habitación y, por supuesto, fracasaré porque todo eso está tan arraigado en mí que saldría en mi perfil genético.
Sin embargo, segura estoy también, que hacia el final del 2011 (si todavía sigo viva) tendré cosas nuevas que contar y me alegrará mucho que tú, que estás leyendo esto, sigas formando parte de mi vida y de la persona que soy.
Es por eso que quiero cerrar el año regalándote estas dos fotocomposiciones que formé con unas fotografías que tomé algunos meses atrás: dos posibilidades distintas para que plasme cada quien la historia de vida de su elección.
Así debe ser el año venidero.
"Posibilidades" Fotocomposición digital
Sarai Robledo 2010
Sarai Robledo 2010