¿Será cierto aquello de que el poeta es el único ser que corre impaciente hacia su propia catástrofe? Con esta pregunta, Iván Oñate (Ecuador, 1948) nos introduce a un mundo de constante arrebato. La Nada Sagrada, en su 2ª edición, nos entrega versos inquietantes, palabras que se introducen debajo de la piel para jugar con ella y provocar el desasosiego constante por su lectura.
‘El poeta tiene que nacer y morir en cada poema’, esta cita que enmarca la anécdota en la que Iván sufrió un naufragio, abre el camino para que cuente que el sentir que el agua lo sumergía para después emerger de ella no fue una cercanía con la muerte, sino un volver a nacer. 'Recordar el instante en que estaba en el vientre materno, sentirme solo nuevamente', comenta al tiempo que sus ojos brillan y su voz tiembla. Y sí, los escritos de Oñate son como los versos que te invitan a morir y renacer al mismo tiempo.
Y así lo hizo un día antes de la clausura de la Feria Internacional del Libro del Zócalo de la Ciudad de México, en la que Iván leyó fragmentos de algunas crónicas que ha escrito sobre sus experiencias en México. Al respecto, Oñate no se cansa de decir cuánto ama este país: 'es como mi segunda patria', comenta. Sus crónicas apuntan a detalles que sólo alguien que ve desde fuera podría notar, pero tienen la misma calidez de quien vibra y comparte nuestra cultura.
La calle de Donceles, Germán Valdés ‘Tin Tan’ y demás figuras del cine y la cultura popular mexicana, fueron quienes se dieron cita en las líneas que escribió y leyó Iván para los presentes. Todos los que nos dimos cita en la carpa Juan Gelman viajamos a un mundo paralelo en el que sólo había espejos de nuestra cultura; Iván Oñate provocó en los asistentes risas, sobresaltos y reflexión sobre cómo vivimos los mexicanos a través de los íconos que nos han acompañado por años.
Entre las múltiples presentaciones de Iván en México, se encuentra la lectura que realizó en la Casa Universitaria del Libro de la UNAM, en la que dejó claro que su poesía es poesía fuerte, directa y sin posibilidad al escape.
Platicar con él lleva irremediablemente a sus libros, cada anécdota que cuenta deja claro que es un narrador nato y un poeta irremediable. Su voz firme con sabor a tango nos cuenta que grabó un disco de este género, que acaba de actuar en una película junto a la afamada actriz Geraldine Chaplin y que disfruta mucho cuando sus alumnos de semiótica y literatura hispanoamericana de la Universidad Central de Ecuador disienten de lo que él les plantea.
Sin más, comparto con ustedes un cachito de 'La Nada Sagrada' para que sus letras, así desde la nada, inunden sus miradas, trastoquen sus conciencias y enciendan la piel que los cobija.
La precisión del infierno
Hasta que un amanecer
despertarás
invadido por un fuerte dolor a chamusquina,
a carne
que se asa viva.
Desconcertado
apartarás las cobijas y observarás
que eres tu propia leña y
tu propia llama. Abrasado por la sed,
en medio de la oscuridad,
huirás por largos pasillos
en busca de una puerta o una ventana,
porque en tu sangre
ya escuchas el silbato de los trenes que regresan
hambrientos
de carga explosiva. Trenes que vuelven
desde los confines del infierno
con sus vagones vacíos,
anhelantes
de cadáveres frescos,
de pasiones vivas,
de aretes arrancados de las orejas,
de pañuelos que se abren como flores podridas
y donde se retuercen, desesperados,
los gusanos de la ira,
los versos que un día ataste a su corazón, a su muñeca,
o a su destino.
Con la lengua en llamas
acertarás a dar un folpe de puño
contra el cristal de la ventana
y buscarás un filo de aire,
un filo de augja,
un relámpago que corte de cuajo
la agonía.
¡Evohé!
Entonces
comprobarás que tneías alma, porque
al escapársete
sentirás la eyaculación de Dios
o del mismo diablo:
una estampida de ratas huyendo por tu sangre
en búsqueda de una salida.
¡Evohé!
Y verása tu dolor empequeñecerse,
recogerse en un rincón
como un cachorro de perro,
de fiera,
o de hombre desnudo.
Un cachorro que lame
del astillado cristal:
Un poco de sombra,
un poco de alivio.
* Gracias a Iván Oñate por compartir un insante de su nada sagrada...
‘El poeta tiene que nacer y morir en cada poema’, esta cita que enmarca la anécdota en la que Iván sufrió un naufragio, abre el camino para que cuente que el sentir que el agua lo sumergía para después emerger de ella no fue una cercanía con la muerte, sino un volver a nacer. 'Recordar el instante en que estaba en el vientre materno, sentirme solo nuevamente', comenta al tiempo que sus ojos brillan y su voz tiembla. Y sí, los escritos de Oñate son como los versos que te invitan a morir y renacer al mismo tiempo.
Y así lo hizo un día antes de la clausura de la Feria Internacional del Libro del Zócalo de la Ciudad de México, en la que Iván leyó fragmentos de algunas crónicas que ha escrito sobre sus experiencias en México. Al respecto, Oñate no se cansa de decir cuánto ama este país: 'es como mi segunda patria', comenta. Sus crónicas apuntan a detalles que sólo alguien que ve desde fuera podría notar, pero tienen la misma calidez de quien vibra y comparte nuestra cultura.
La calle de Donceles, Germán Valdés ‘Tin Tan’ y demás figuras del cine y la cultura popular mexicana, fueron quienes se dieron cita en las líneas que escribió y leyó Iván para los presentes. Todos los que nos dimos cita en la carpa Juan Gelman viajamos a un mundo paralelo en el que sólo había espejos de nuestra cultura; Iván Oñate provocó en los asistentes risas, sobresaltos y reflexión sobre cómo vivimos los mexicanos a través de los íconos que nos han acompañado por años.
Entre las múltiples presentaciones de Iván en México, se encuentra la lectura que realizó en la Casa Universitaria del Libro de la UNAM, en la que dejó claro que su poesía es poesía fuerte, directa y sin posibilidad al escape.
Platicar con él lleva irremediablemente a sus libros, cada anécdota que cuenta deja claro que es un narrador nato y un poeta irremediable. Su voz firme con sabor a tango nos cuenta que grabó un disco de este género, que acaba de actuar en una película junto a la afamada actriz Geraldine Chaplin y que disfruta mucho cuando sus alumnos de semiótica y literatura hispanoamericana de la Universidad Central de Ecuador disienten de lo que él les plantea.
Sin más, comparto con ustedes un cachito de 'La Nada Sagrada' para que sus letras, así desde la nada, inunden sus miradas, trastoquen sus conciencias y enciendan la piel que los cobija.

Hasta que un amanecer
despertarás
invadido por un fuerte dolor a chamusquina,
a carne
que se asa viva.
Desconcertado
apartarás las cobijas y observarás
que eres tu propia leña y
tu propia llama. Abrasado por la sed,
en medio de la oscuridad,
huirás por largos pasillos
en busca de una puerta o una ventana,
porque en tu sangre
ya escuchas el silbato de los trenes que regresan
hambrientos
de carga explosiva. Trenes que vuelven
desde los confines del infierno
con sus vagones vacíos,
anhelantes
de cadáveres frescos,
de pasiones vivas,
de aretes arrancados de las orejas,
de pañuelos que se abren como flores podridas
y donde se retuercen, desesperados,
los gusanos de la ira,
los versos que un día ataste a su corazón, a su muñeca,
o a su destino.
Con la lengua en llamas
acertarás a dar un folpe de puño
contra el cristal de la ventana
y buscarás un filo de aire,
un filo de augja,
un relámpago que corte de cuajo
la agonía.
¡Evohé!
Entonces
comprobarás que tneías alma, porque
al escapársete
sentirás la eyaculación de Dios
o del mismo diablo:
una estampida de ratas huyendo por tu sangre
en búsqueda de una salida.
¡Evohé!
Y verása tu dolor empequeñecerse,
recogerse en un rincón
como un cachorro de perro,
de fiera,
o de hombre desnudo.
Un cachorro que lame
del astillado cristal:
Un poco de sombra,
un poco de alivio.
* Gracias a Iván Oñate por compartir un insante de su nada sagrada...
1 comentario:
Y este jueves lo veremos!!
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