Yo soy la niña del fueguito en el corazón.
Yo soy la niña que tiene los sueños grandes, la que imagina que
puede volar y atravesar el tiempo, la que construye fortalezas con sus juguetes,
la que cocina pasteles de lodo.
Yo soy la niña que aprendió a leer a los tres años, la que conoció
la injusticia a través de Víctor Hugo.
Yo soy la niña que tiene un hermanito al que, a escondidas, lo
carga de la cuna a su cama para dormir abrazada a él.
Yo soy la niña que recorta revistas y construye cómo va a ser
su casa, la que escribe canciones y poemas.
Yo soy la niña que escucha audiocuentos, la que se conmueve hasta
las lágrimas cuando la Sirenita se convierte en espuma de mar.
Yo soy la niña que despierta a las 5:00 de la mañana para pedirle
a su papá que le ponga la película de Rainbow Brite antes de irse a trabajar.
Yo soy la niña que disfruta la crema de zanahoria y los bigotes
de arroz que hace su mamá.
Yo soy la niña que desayuna plátano con refresco para no despertar
a sus papás.
Yo soy la niña que sonríe, la que tiene hambre de nubes, la que
—aún sin saberlo— defiende su libertad siendo como quiere ser.
Yo soy la niña que añora acercarse a la ballena, la que juega
a vivir otras vidas en otros tiempos y espacios, la que canta y baila.
Yo soy la niña que quiere que ese fueguito que anida en su corazón
no se extinga, que se avive junto con ella e ilumine lo que toca.