Somos Zombis (1a Parte)
Eran los 80’s, yo tenía alrededor de 6 o 7 años y, por circunstancias que aún desconozco, tuve acceso a una película que me impactó mucho: The Evil Dead (El despertar del diablo, 1982) de Sam Raimi. Confieso que creo que fue de lo mejor que me pudo pasar en ese entonces.
De esta película recuerdo claramente una escena: la bailarina muerta regresando al terreno de los vivos. Recuerdo también cómo es que surge de entre la tierra, danza siniestramente y persigue a los protagonistas. Terrorífico. Obvio que los muertos vivientes no faltaron en la película, así como tampoco las mujeres gritonas, la chica que corre desnuda por el bosque ni las situaciones casi gore de toda película de terror ochentera.

Los años siguientes toda película que contenía muertos vivientes era predilecta para mí. Sin embargo, creo que hasta mis años preparatorianos fue que empecé a indagar más sobre la figura del zombi.
El zombi como aquel muerto que regresa a la vida es referido así gracias al cine. George A. Romero, en su película ‘La noche de los muertos vivientes’ (1968), nos muestra al zombi como un ser violento y con tendencias caníbales.
No obstante, la figura real del zombi proviene de un culto vudú en África en donde se asegura que, a través de ciertos ritos, se puede revivir a un muerto y éste quedará al servicio de la persona que le ha devuelto la vida.
He ahí lo escalofriante de la figura del zombi: un ser humano desprovisto de voluntad propia.
Cine Zombi
Producto de los errores de la sociedad contemporánea, George A. Romero le da vida a la figura del zombi como lo conocemos actualmente. Algún desastre bacteriológico masivo o un virus modificado (en algún experimento clandestino de alguna farmacéutica o departamento médico del gobierno) que contagia a animales y/o humanos, son las formas comunes con las que se crea un zombi según el cine.

Películas sobre el tema hay muchas, todo esto en gran parte gracias a que visualmente la figura del zombi gusta mucho. Las hay desde las que se toman al zombi como una figura satírica hasta las que lo abordan de manera más seria (aunque no estoy segura si esa sea la palabra correcta). También las hay en las que reconstruyen la figura del zombi y plantean alternativas para dicho estereotipo.
Un ejemplo es Pontypool (indispensable verla), un filme canadiense en el que la transmisión del virus del zombi ya no es en forma viral sino a través del lenguaje. El ser infectado ya no casa sólo seres humanos, caza sonidos y palabras.
El tema zombi también se presta para realizar historias con humor negro como lo es la ya citada ‘Braindead’ (1992) de Peter Jackson o 'Poultrygeist: Night of the Chicken Dead' (2007) en donde se adereza la trama de supervivencia ante un ataque zombi con situaciones que satirizan a la propia sociedad en la que se desarrolla la trama.
Otra vertiente dentro del cine zombi es la planteada por 'Zombie Strippers' (2008), un guión repleto de humor negro en donde el virus zombi sólo infecta a strippers, dándoles otro ‘status’ dentro del gremio. Esta película tiene un roce con el cine porno, pero con zombis.

No puedo dejar de nombrar 'Wasting Away' (2007) de Matthew Kohnen, en la que un grupo de jóvenes (al estilo 'Friends') se convierten en zombis pero ellos no se dan cuenta de su estado y creen que son los otros a los que les está pasando algo extraño. Tampoco olvidemos el 'Planet Terror' (2007) de Robert Rodríguez.
Películas zombis hay muchas, desde las buenas producciones como 28 Days Later (Exterminio, 2002) de Danny Boyle, Shaun of the Dead (2004) de Edgar Wright, la japonesa Stacy: Attack of the Schoolgirl Zombies de Naoyuki Tomomatsu o la reciente Zombieland de Ruben Fleischer hasta los intentos malogrados como Rise of the Dead, The Horde (2009) de Yannick Dahan o la mexicana El Santo contra los Zombies (1962) de Benito Alazraki (en la que investigadores de la UNAM ayudan al Santo).

Lo que es cierto es que, el zombi como figura desprovista de individualidad, nos ofrece un sinfín de posibilidades de interpretación dentro de una ‘sociedad global’ en la que dejamos de ser únicos para convertirnos en todos. En nada. Esta es, quizá, una de las razones principales por la que el tema zombi está tomando auge de nuevo. El miedo a la pérdida de la identidad.
En la próxima entrega, hablaré un poco sobre el zombi en el cómic, la literatura, la música y hasta el teatro.
* Imágenes: Zombie Walk Ciudad de México, Sarai Robledo, Octubre 2010.