martes, 22 de marzo de 2011

Feliz Cumpleaños Goran Bregović (Срећан рођендан)

El día de hoy, el músico y compositor Goran Bregović está cumpliendo 61 años. Su trabajo ha influenciado el desarrollo de la música balcánica.

La música de Goran no sólo es un reflejo de la cultura de la antigua Yugoslavia, sino que también tiene una carga de protesta ante las injustas condiciones que ha vivido dicha nación. Bregović realiza composiciones polifónicas en donde podemos escuchar los ritmos balcánicos aderezados con sonidos de rock o gipsy.



Goran también ha musicalizado innumerables películas como Arizona Dreams (protagonizada por Johnny Depp) y Underground, ambas del director y también músico erbio Emir Kusturica (quien se presentó el domingo pasado en la Ciudad de México y de quien hablaré más adelante.

Pareciera que fue ayer, pero hace 3 años ya de que Goran Bregovic, vestido con su característico traje blanco, estuviera en México presentando su "Celebración de Boda y Funeral". Dejo aquí, a manera de celebración por estos 61 años de vida, la nota y las fotografías que publiqué aquel 30 de abril de 2008.


Celebración de Boda y Funeral

Íbamos todos a la fiesta del funeral para celebrarnos en medio de las bodas entre las almas que se acercaban con esa ansia que consuela.

La cita: Plaza de Santo Domingo.


En ese momento, aquel lugar que siempre se ve inundado de comerciantes, imprentas y gente que va de un lado para otro, se convirtió en algo ajeno al mundo. Fue la mítica plaza de Santo Domingo, frente a su iglesia, la que se convirtió en testigo del orgiástico momento.

Un compás.

Dios Nunca Muere. Todos atentos. Poco a poco las notas iban una a una penetrando los poros de la piel. Los oídos de los presentes reconocían esos compases y dejaban salir con ellos el espíritu de la llorona mientras la Sandunga danzaba entre ellos.

Un Silencio.

El sonido de una trompeta que no emanaba del escenario saca del absorto en el que se encontraban todos los asistentes. El sonido de una tuba que salía de entre la concurrencia comenzaba a desatar la algarabía de todos, luego llegó otra, otra y otra nota desde diferentes puntos de la plaza. La música emanaba. Ahí estaban. Un acordeón hipnotizante y acompasadamente libre regresó las miradas al escenario y volcó los corazones. La música para boda y funeral había comenzado…

Aplausos, gritos vociferantes, ansia, ansia, ansia. Todos con el alma gitana guardada en la piel mexicana que pacientemente explotaba entre el ansia, ansia, ansia...la libertad...

Así, Goran Bregovic y los 45 músicos Bosnios y Oaxaqueños iniciaron lo que sería una velada llena de sorpresas, de reencuentros, de reconocimientos, de hablar un solo idioma, de brincar, de cantar, de elevarse a lo más profundo de su espíritu libre. Entre los instrumentos de viento de Oaxaca que se combinaban con los sonidos de los instrumentos balcánicos. Una tuba servia y una oaxaqueña. Las dos en perfecta comunión. Detrás de cada interpretación, siempre se dejaba el sello de la gente de tierra y nube con sus compases graves, marcados e impíos.

“Al ataque” fue una de las frases que desataron los movimientos de los asistentes que por dos horas y media fuimos libres. Todos moviéndonos eclécticamente. Conscientes de la inconciencia que nos provocaba la música que ahí emanaba.

Fue el desate de un pandemónium donde las voces que emanaban palabras serbocroatas, zapoteco y mixe no opusieron diferencia pues todos sólo hablaban el lenguaje universal: la música.

Llega el repiqueo de las campanas de la Iglesia de Santo Domingo, el misterio de las voces búlgaras se hace presente con el maravilloso dueto de mujeres ataviadas con la ropa típica de los Balcanes, recuerdo de las mujeres en su huipil y sus tehuanas. 15 voces masculinas de un coro clásico interpretan el Réquiem perfecto. Vamos poco a poco muriendo. Es obvio que después de esto ya nadie será el mismo y habrá de renacer.

Otro réquiem. Poco a poco la tuba balcánica era apagada por la tuba oaxaqueña. Las notas se intensificaban y cual comunión con la naturaleza la lluvia cada vez caía con más fuerza, como siguiendo las notas. No era esa una lluvia que ahuyenta, sino era una lluvia que limpia las almas. Toda ellas enjugadas fraseando Kalasnjikov. Ausencia fue lo que menos se pensó pero la que penetró en todos gracias a la hipnotizante voz de Alen Ademovic, quien hiciera segunda voz a Goran y estuviera a cargo de diferentes instrumentos.



La potencia de los sonidos que ya habían envuelto al público se multiplicó por mucho, logrando con ello una explosión de júbilo. De ese júbilo que sólo puede haber en una verdadera celebración de la vida. Así, con los contrastes, boda y funera, muerte y vida, erotismo y reserva. Todo esto condujo Goran en la noche del domingo. Por momentos en el cielo, por momentos en la Tierra y por momentos nos llevaba a un submundo donde sólo nosotros sabíamos qué había ahí.


El ciclo de la vida concluía. Renacimos. Celebramos a la vida y a la muerte. Celebramos que en la muerte haya vida y que todos, a pesar de ser tan diferentes, somos perfectamente iguales...

¡Viva la Música!

*Texto y fotos: (C) Sarai Robledo 2008

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