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viernes, 7 de noviembre de 2014

Minificciones macabras

CUMPLEAÑOS MACABROS


Las voces acudían puntuales a las fiestas en los psiquiátricos.

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Su compulsión lo llevó a hacer fiestas interminables en las que todo se repetía desde el principio si algo salía mal.

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Desde niño, el pirómano soñó con el día en que su pastel rebasara las 100 velitas.

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La última voluntad del condenado a muerte era partir el pastel de su próximo cumpleaños. Ningún invitado sobrevivió.

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Nunca imaginó que el regalo de su primer cumpleaños sería la confirmación de su inexistencia.

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Todos temían el momento de partir el pastel vudú.

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El zombi abría con desesperación sus regalos: una oreja, dos pies, dedos y narices de varios tipos... nunca el osito de peluche que esperaba.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Un hombre

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Hubo un hombre que terminaba todas sus cartas escribiendo: te beso infinitamente…

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El método más escalofriante es sólo para saber si él es humano.

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La prueba de que él era humano se perdió en la única lágrima que derramó cuando te fuiste.

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El hombre se tornó mortal, mas no supo de su existencia hasta que murió. 

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El hombre compró una vida, pero no le alcanzó para disfrutarla.

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“No sé si este mensaje llegue a su destino, pero si es leído, guárdese en el corazón”, leyó el hombre antes de caer rendido ante alguien a quien no conocería nunca.

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Y, poco a poco, las cartas del hombre eran enterradas por otras letras, otras realidades, otras experiencias, por personas que sí existían.

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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Café de Conejo


Dicen que el café de conejo es la peor experiencia. Bebes más de una taza y la conejeína hace rumiar tu cabeza como un dolor que nunca termina.


domingo, 9 de octubre de 2011

#30libros- Día 8

DÍA 8. Uno para leer por fragmentos: "Minificción mexicana" de Lauro Zavala.
(UNAM, Antologías Literarias del Siglo XX, 2003)

Lauro Zavala es uno de los investigadores mexicanos más im
portantes que tenemos en cuanto a teoría literaria y análisis cinematográfico se refiere. Profesor de la UAM y diversas Instituciones, ha dedicado su trabajo a crear modelos de análisis textual.

“… es la narrativa que cabe en el espacio de una página”, así define Lauro Zavala, de manera muy general, a la minificción. Después, dedica varios libros al análisis y explicación de esta forma del cuento. Una minificción encierra en la brevedad de las palabras, todo un mundo de historias, intertextualidades, fractalidades, significados y referencias inimaginables (y a veces incuantificables).



Y así como Edmundo Valadés hiciera, en su famosa antología titulada “El libro de la imaginación” una recopilación de la minificción de la primera parte del S. XX., Lauro Zavala dedica “Minificción Mexicana” a recopilar una buena selección de minificciones de los últimos años del S. XX y principios del S. XXI.

El formato breve de estas historias permite que lo leas por fragmentos, sin orden alguno, como si fuera un oráculo que lees día a día o también, que lo leas de una sentada. Leer la antología de Zavala (y la de Valadés, dicho sea de paso) será una verdadera delicia.

Aquí una probadita:

DESPISTADA
Mónica Lavín

Tardaban en abrir la puerta. Verificó que el número del departamento fuera el correcto. Tantas veces había estado frente a una casa equivocada o acudido a una cita el día después que más le valía confirmar.

Sonrió acordándose de los tropiezos de su mente. De niña olvidaba los suéteres en la banca del colegio, de jovencita las gafas, los nombres de los maestros y los cumpleaños de los novios. El despiste había crecido con la edad. Un día regresó a casa en autobús, su marido sorprendido por la tardanza le preguntó por el auto: lo había dejado estacionado frente al trabajo. Repetidas veces trató de subirse a un coche ajeno y forcejeó con la cerradura hasta que el dueño la sorprendió.

Nadie abría la puerta. Se asomó por las ventanas.

Las persianas cerradas sólo enseñaban la capa de polvo sobre el esmalte.
Se hizo de noche. Las campanadas de la iglesia a los lejos la aclararon. Había olvidado su propia muerte.

viernes, 4 de marzo de 2011




La mujer insomnio cortó sus palabras. Él, sólo la miró como cuando alguien mira a una persona que está por desaparecer. La mujer insomnio develó las cartas que habían estado ocultas. Él, con paso trastabillante, se alejó entre la concurrencia. Ambos tenían compañía. Ella, un perro llamado dolor. Él, la nada sagrada.



jueves, 3 de marzo de 2011

Ne me quitte pas




—¡Ne me quitte pas, ne me quitte pas!— cantaba la mujer insomnio hasta sentir que perdía la voz en cada palabra, en cada nota. Él, perdiéndose en otra canción, no sabía que ella, la mujer insomnio, no sabía francés.



lunes, 28 de febrero de 2011

Infidelidad




— Soy infiel, es mi naturaleza— dijo aquel hombre. Sin embargo, jamás imaginó que el lazo entre dos personas es sagrado, no hay que cortarlo con una tijera desconocida.



viernes, 25 de febrero de 2011






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Tengo miedo de mi tiempo libre.

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Quería atraparte en mil imágenes,
sentir que podría habitar en tu mirada,
y que la nada sería mi todo
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Escribo en el café los versos que tal vez nunca escucharás,
no porque no los pronuncie,
sino porque tu corazón es sordo.


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El tic tac del tiempo es su voz que me pesa como el derrumbe.


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viernes, 2 de abril de 2010

Undenied

Le dije una y mil veces que cerrara la llave del gas.
Nunca pensé que elegiría quitarse la vida con agua.

Foto y texto por Sarai Robledo 2010